Prohibido el sexo: las redadas policiales en fiestas desatan la persecución LGBT en Rusia

Las autoridades rusas intensifican su persecución contra la comunidad LGBT, realizando redadas en fiestas sexuales bajo el pretexto de combatir lo que consideran “actividades extremistas”.

Desde la decisión de la Corte Suprema en noviembre de etiquetar al movimiento LGBTQ como una “ideología extremista”, las autoridades han llevado a cabo al menos seis redadas en eventos públicos y privados en todo el país.

La última de estas incursiones ocurrió en febrero en un club nocturno en Ekaterimburgo, donde se estaba celebrando la fiesta “Terciopelo Azul”. Más de 50 policías, algunos de ellos aparentemente miembros de las fuerzas especiales de seguridad del FSB, irrumpieron en el lugar, obligando a los participantes a desenmascararse y proporcionar información personal.

Según los organizadores, la policía interrogó a los asistentes sobre la presencia de personas LGBT y la supuesta “propaganda LGBT”, mientras parecían mostrar menos interés en el consumo de drogas.

Estas redadas forman parte de una larga historia de represión contra la comunidad LGBT en Rusia, respaldada por leyes que prohíben la “propaganda LGBT” y que han llevado incluso a la designación del movimiento LGBTQ como “ideología extremista”.

La fiesta “Terciopelo Azul” no era excepcional en su contenido, según los organizadores, ya que ofrecía actuaciones eróticas y elementos de BDSM. Sin embargo, la policía justificó sus acciones como una medida “preventiva”, insinuando que las fiestas sexuales podrían servir como fachada para reuniones de la comunidad LGBT.

Estas incursiones han llevado a un clima de miedo y represión, con amenazas de enviar a algunos invitados a luchar en Ucrania y la cancelación de eventos por parte de organizaciones LGBTQ locales, como Popoff Kitchen y la Kinky Party, debido a la imposibilidad de garantizar la seguridad de los asistentes.

La persecución en Rusia no solo se limita a eventos públicos, sino que también ha alcanzado a fiestas privadas, lo que refleja una escalada en la hostilidad hacia la comunidad LGBT en el país.